La intensidad impuesta por estas elecciones municipales y autonómicas ha rebajado el colesterol de mi cuerpo y me siento un poco más liviano y más abierto a nuevos horizontes. Lástima que éstos dependan de las candidaturas elegidas tanto si son de mi agrado como si no lo son. Todavía tengo rescoldos en mi vanidad por no poder elegir en unas verdaderas listas abiertas y no poder eliminar , de una vez por todas, el "chollo" de todas esas "otras" personas que lo único que van a conseguir es nublar el porvenir de muchas esperanzas.
He cumplido com mi deber democrático y espero que ese otro deber adquirido por juramento popular basado en los votos y que afecta a los elegidos o elegidas, lo interioricen adecuadamente y la función pública se centre en una buena administración y en la honorabilidad de las personas.
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