“Crisis es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución”.
Érase una vez un vendedor de crisis. Nuevo en la empresa intentaba por todos los medios aumentar sus emolumentos con unas horas de trabajo extra como vendedor puerta a puerta. Veinte días llevaba recorriendo las calles de Crisistown y únicamente había endosado una crisis de juego a un importante entrenador de fútbol, desesperado por los resultados obtenidos en la presente temporada. No fue una venta fácil pero, al final, había conseguido vender dos lotes completos y, lo más impresionante, pagados al contado.
En estos momentos llevaba tres crisis actuales a la venta y otras colecciones para completar. Estaban en todos los canales de televisión y la empresa había dedicado un presupuesto elevado a la promoción de sus productos estrella.
-¿Si? ¿Quién es? – era la voz de una mujer mayor que sonaba a nasal y con sordina.
-Soy el vendedor de crisis. Y llevo unas muestras imposibles de rechazar. Sin compromiso le puedo hacer una exposición detallada de sus ventajas e inconvenientes y le asesoraré, sin ningún tipo de cargo, cuál le podría ser más beneficiosa. – Explicó acercándose al interfono lo que le permitía el maletón de cuero con incrustados "especiales" de marroquinería que transportaba.
-No sé. En estos momentos estoy viendo un programa de crisis amorosas y como comprenderá…
-¡Nada que hablar!- la interrumpió- Llevo en "oferta" tres crisis amorosas que le será difícil rechazar. Es el NO VA MÁS en crisis de este tipo- convencía a sus víctimas sin darles tiempo a respirar. Le habían asesorado que el buen vendedor era AGRESIVO, IMPULSIVO, CARADURA y SIN ESCRÚPULOS. El LEMA era “LO IMPORTANTE ES VENDER … Y COMPRAR”
Un sonido metálico rasposo indicó la apertura automática del portal. Buscó el ascensor y … la subida hasta el cuarto piso se le hizo eterna. ¡Las crisis pesaban lo suyo! Se planteó el viajar con un muestrario más reducido para evitar estos trastornos. Además muchas de las crisis que le obligaban a llevar en el crisistrario apenas tenían salida y habían quedado en el baúl de los recuerdos. ¿Quién iba a comprar, en los tiempos que corren, crisis institucionales, crisis de los controladores, crisis políticas, crisis económicas o crisis financieras? Ahora…
-Llega usted cansado, ¿eh? Es bastante joven para que le pesen tanto los años y las pocas crisis que pueda llevar.- Se lo decía una señora bien parecida, con pelo grisáceo recogido en un coleta que la hacía caer hacia adelante sobre el hombro derecho.
-¿Todavía quedan bloques de este tipo sin ascensor? – se quejó resoplando y apoyando el maletón sobre una alfombrilla de WELCOME.
-¡Ay, si yo le contara!-suspiró- Pase, pase, que le prepararé una cervecita fresca para que se recupere. Cierre la puerta y póngase cómodo. – despareció en la cocina.
En la sala de estar, amplia y sin apenas mobiliario pudo contar a simple vista diez o más crisis. Algunas se notaban llenas de polvo, otras descoloridas y unas pocas estrafalarias y hechas añicos en un rincón al lado de una badila que sujetaba una pequeña escobilla para recoger.
Absorto en estos análisis de crisis pasadas sintió la invitación de la anfitriona a sus espaldas.
-Se habrá dado cuenta que he sido una excelente cliente de su empresa. – sonrió y quiso aclarar- Esas del rincón las tiró mi nieta el otro día; pensaba pegarlas con Superglu, pero creo que no merece la pena. Hay que renovarse o morir. –y se sentó en uno de los dos taburetes que acompañaban a la mesa camilla. – y continuó-. Aquella crisis financiera con tildes americanos se la compré a un representante de un banco, al igual que esta crisis económica de estilo modernista. Me hizo un buen precio, digamos que un dos por uno, un Cafur, en nuestro idioma. Pero nunca les he sacado provecho. Eso sí, apenas las he utilizado y lo único bueno que tienen es que se les quita el polvo rápidamente. Están relucientes como el primer día. Las he querido vender en el mercadillo de los martes, pero he desistido. Hay demasiada oferta y poca demanda. ¡No te las quieren ni regaladas! Pero ya verá como en unos pocos años serán joyas de coleccionista. Mire, esta hace escasamente tres meses que me la regaló mi hijo.- alargó la mano y señaló el sobre que estaba encima de la mesa-. Él la compró en el 2008 a una promotora de las que prometían. Pagó un dineral por esta crisis hipotecaria. Fue un obsequio especial por mi cumpleaños. Lloraba, bueno, lloramos. En el fondo le tenía mucho aprecio. Pero sólo en el fondo. Mi nuera me entregó una crisis matrimonial, más actual, más modesta. Fue un auténtico detalle. Nunca lo hubiera esperado. Se lo agradeceré toda la vida. La tengo guardada en la habitación. Lo que más siento es que mi difunto marido que murió de una crisis de ansiedad que repartieron en las cestas de Navidad cuando lo incluyeron en un ERE que no ERA necesario no pudiera vivir estas crisis familiares Si levantara la cabeza…
-Perdone , es que siempre que menciono a mi Justino me viene a la cabeza una crisis emocial y …
-No se preocupe, me hago cargo. La entiendo perfectamente. – Le dio unos golpecillos en la rodilla en señal de consuelo.
-Gracias, muchísimas gracias. Hay pocos vendedores que sepan hacer el trabajo como Ud.
-No le voy a vender nada esta vez, -aclaró-. Le voy a regalar, como cliente especial, las crisis más actuales del mercado. Y espero que las sepa gestionar en su propio beneficio durante muchos años. –abrió los anclajes del maletón. – Primero esta crisis de mala leche- con el rulo de extender masa correspondiente-, una crisis pedorrera y urinaria con el sacacorchos de acero inoxidable y orinal en cerámica a juego; y, para terminar y completar el lote, una crisis de muy señor mío, para que pueda presumir delante de sus vecinas. ¿Qué le parece? ¡Alegre esa cara, mujer! - y le estrechó las manos con efusividad...
Dos minutos después, la cerveza se había calentado en los vasos pero Señora y Vendedor se servían en plato único una crisis amorosa y otra taurina que volvían a reponer en el canal 4 por enésima vez. Todo un detalle.
Creía que la crisis económica te impedía comprar más. Ahora creo que es una compradora compulsiva.
ResponderEliminarGracias por recordar que crisis tiene más significados.
Si las crisis te impidieran comprar más, se convertirían en crisis de solución inmediata.
ResponderEliminarNo sabes la canción: "el que tiene un duro, quiere tener dos, el que tiene veinte quiere los cuarenta y el que ..."