Para Montse GH para que su vida tenga siempre un sentido
Érase una vez una niña que no se contentaba con nada. Ninguna cosa la satisfacía y pensaba que en algún otro lugar encontraría la felicidad.
Así que, una noche, decidió irse para que nadie le impidiera realizar su sueño. Tenía la seguridad, la completa seguridad que alcanzaría su meta y encontraría el verdadero sentido de su vida. Un motor que le diera fuerza y marcara nuevas perspectivas, de las que, en estos momentos, ella notaba que carecía.
Llevaba varios meses decaída, de mal humor, despreciándose a sí misma, con un carácter de perros y casi nadie la aguantaba.
Una llamada exotérica le abrió la mente y le ayudó a tomar la decisión. “Es el momento propicio para iniciar un gran viaje de la que tú seas la protagonista. Déjate llevar por los astros mayores Júpiter y Saturno, que en estos momentos rigen los destinos de los piscis, y encontrarás aquello que necesitas. África, América, Asia o Europa pueden ser tu destino”.
Y así llegó a París, Berlín, Belgrado, Atenas, Jerusalem, Roma, y buscó en los lugares más pintorescos algún símbolo, alguna señal que le diera las pistas adecuadas, pero únicamente encontró pequeños fragmentos que ella pensaba que podían hacer referencia a su persona y a su búsqueda. “ Aquí estuvo Elena”. “Patri y Elena 2010”. “Encontré un tesoro en esta ciudad”.”Para Elena, para que encuentre la felicidad lo antes posible”.
Anotaba todo con exactitud, analizaba cada una de las frases, buscaba el doble sentido…, consultaba mapas, bibliotecas, etc. Pero nada ni nadie le proporcionó indicios de lo que ella buscaba.
Cierto día en la Fontana de Trevi, en Roma, mientras arrojaba una moneda al agua buscando la suerte, se le acercó una anciana que arrastraba un carrito de la compra lleno de dibujos, medallas, adhesivos varios, recuerdos de lugares visitados, billetes de tren, barco, avión y entregándole una medalla, le dijo “ aquí encontrarás lo que tanto andas buscando ”.
Elena tomó el medallón con desconfianza y, mientras lo observaba, iban apareciendo diferentes letras en relieve que eran sustituidas inmediatamente por otras, como si deletreara una palabra o varias. Quiso preguntar algo más a la anciana pero su presencia se había disipado y en toda la plaza no había rastro de ella.
Volvió a contemplar el medallón y, otra vez, las letras sueltas se iban dibujando una a una…
E.L.L.I.B.R.O.D.E.L.O.S.D.E.S.E.O.S.1.3
-¡El Libro de los deseos! Lo tengo en casa. Me lo regaló mi abuela por mi 13 cumpleaños y todavía no lo he leído. Alguna información contendría esta página y lo debo averiguar inmediatamente.
Buscó una biblioteca y cuando tuvo el ejemplar en sus manos notó que el corazón se desbocaba. Se sentó en una mesa, buscó la página y nada tuvo sentido. Releyó la página unas cuantas veces más con el mismo resultado.
“¿Te imaginas un día donde todos tus deseos se cumplan? Sería maravilloso, ¿no lo crees? Pues así fue el día en que se cumplieron los deseos de todos los niños y niñas del planeta, por más extraños, raros y curiosos que fueran…”
Desfallecida regresó a su casa. Se recostó en su cama de siempre con las manos haciendo de reposacabezas y así se quedó, inmóvil, pensativa y con la desesperación asomando en sus ojos.
Y allí estaba. En la segunda estantería, a la izquierda de su almohada, asomaba el lomo de un libro de color azul con el título en vertical que ella reconoció en sus recuerdos. Se incorporó y lo deslizó suavemente sobre la cama. Abrió la contraportada
“ Para mi nieta, Elena, en su aniversario, para que siempre tenga un sentido su vida"
E.F 13
La visión del número 13 hizo temblar sus manos que hojeaban el libro con rapidez buscando la página indicada. Ante sus ojos apareció un sobre de color azul ya descolorido y dentro la fotografía de ella misma con un pliego de papel escrito de su puño y letra que ella identificó al instante.
“Erase una vez una niña que no se contentaba con nada. Ninguna cosa la satisfacía y pensaba que en algún otro lugar encontraría la felicidad. Así que decidió irse una noche para que nadie…”
Siempre buscando la felicidad y resulta que ya vivimos en ella, pero no lo vemos.
ResponderEliminar“Usted perdone”, le dijo un pez a otro... es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme.
-Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado.
-”El Océano”, respondió el viejo pez, “es donde estás ahora mismo”.
-¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.
Un abrazo!
El azul del mar hace mucho tiempo que ha descubierto que vive en el océano
ResponderEliminarXXX