A Sandra para que no padezca de diplopía.
Hoy me levanté con una extraña sensación, como si tuviera a mi lado una alma gemela, con presencia corporal y todo. Un doble, digamos. En un principio no le di importancia y lo achaqué al sueño o al haberme levantado con la pierna izquierda. Me sentía raro. Algo o alguien estaba invadiendo mi intimidad y mi forma de actuar y no tenia la potestad de poder prescindir de sus servicios.
Hoy me levanté con una extraña sensación, como si tuviera a mi lado una alma gemela, con presencia corporal y todo. Un doble, digamos. En un principio no le di importancia y lo achaqué al sueño o al haberme levantado con la pierna izquierda. Me sentía raro. Algo o alguien estaba invadiendo mi intimidad y mi forma de actuar y no tenia la potestad de poder prescindir de sus servicios.
Me seguía a todas partes y, creáis o no, fui al baño, me duché y desayuné con él. ¡Hasta se comió la mitad de mis tostadas con mantequilla y mermelada! No utilizó el "¿puedo?, ni se privó de nada. Intenté darle esquinazo escondiéndome detrás de la puerta del dormitorio y, al momento, una mano me tocaba el hombro y me soltó
-"¿Qué haces?".- ¡Se me paralizó el corazón!
-¿Cómo que qué hago? ¡Intentando que me dejes en paz!
-"¡Bueno, bueno, tranquilo; no ha sido mi intención perjudicarte!" -Y levantó las manos en señal de cálmate -.
Lo tenía a dos palmos, clavé mis ojos en sus ojos y comprobé que no tenían fondo y mi mirada se filtraba y se perdía en ellos. ¿Me asusté? No. Había desaparecido. Por un momento cerré los ojos y , no sé por qué, tuve la esperanza y la necesidad de que esa mano me tocara la espalda de nuevo.
-"¿Puedo?"
Me ha gustado mucho. ;)
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