Crisis, crisis y más crisis. Palabra de moda, interiorizada y arraigada en el subsuelo de nuestra mente, que nos envuelve y convierte en una especie de gurús llenos de cábalas y con verdaderas ansias de subsistencia.
Todo el mundo conoce la situación en que se encuentra, la situación en la que nos han colocado, sin comerlo ni beberlo, los listos de turno, políticos y banqueros que han jugado durante bastantes años con todo lo que teníamos, nuestras aspiraciones, lo que ibamos a tener y lo que nuestros hijos puedan llegar a conseguir, el futuro. Han utilizado nuestros años de bonanza, trabajados como hormigas, para profanarlos cigarralmente con tantos gastos suntuosos, innecesarios y "bolsátiles" - de bolsillo-, que han dejado nuestra vaca, tan famélica, que no da ni para elaborar un pequeño queso desnatado.
Nos han aplicado, los listos, ya directamente y sin consultarlo, como dueños y señores de nuestros ahorros, de nuestras hambres y de nuestro futuro, recortes en sueldos, en prestaciones y en vida. Y, ahora, nos siguen anunciando en todos los medios de comunicación más medidas para que nosotros, los tontos, superemos la crisis, su crisis.
Todas las medidas son para los tontos y ni una sola para los listos. Nadie propone reducir en un tanto por ciento elevado el sueldo de los políticos; nadie propone eliminar todos los cargos de confianza, enchufados de turno y mandangas; nadie propone la ley de saldo cero para Estado, Comunidades, Ayuntamientos, etc; nadie propone la eliminación de todas las empresas municipales; nadie propone un menor número de representantes, parlamentarios o concejales de municipio y la racionalización y adecuación de sueldos a un criterio único por número de habitantes para todos los municipios; ; nadie propone la supresión de subvenciones a sociedades, corporaciones, sindicatos, montepíos, asociaciones, televisiones locales, partidos, etc; nadie propone la supresión de coches oficiales, de dietas oficiales, etc. Nadie propone y sólo disponen.
Hemos de exigir a nuestros políticos, que mantenemos todos los tontos que vivimos de nuestro trabajo, las cuentas claras de sus actuaciones. Deben entender que la empresa , el ayuntamiento, somos los ciudadanos y que buscamos integridad en las personas que hemos elegido para que administren los impuestos que pagamos. Que han de utilizar únicamente lo recaudado, que no pueden pedir crèditos o endeudarse en nuestro nombre, que no pueden contratar personal de confianza para que realice el trabajo encomendado a ellos y para el que se han presentado. Que no pueden subirse el sueldo unilateralmente pues ha de estar fijado por ley. Y, el que se presente y sea elegido,que tenga los números y las cuentas perfectamente delimitados.Y el que no cumpla o no le interese ¡a su casa!.
Confiemos, mientras tanto, en las hormigas,en nosotros mismos, en la efectividad como trabajadoras para superar la crisis y alejémonos de todas esas cigarras que desentonan en nuestra vida y hacen que luchemos a muerte para que ellas sigan cantando.
La solución pasaría por el exterminio de las cigarras, pero no se ve intención de crear un buen insecticida. Los que hay, siempre matan a las hormigas.
ResponderEliminarHabía pensado lo mismo de los "zánganos" de las colmenas, pero tuve compasión de la "reina" y no quise privarla de sus placeres.
ResponderEliminar¿Existen insecticidas clasistas?