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Nací como un cuento. Crecí como un diario y pienso irme como una historia.

viernes, 24 de junio de 2011

DOS CORAZONES

Marcos  no podía dejarnos todavía. Sus siete años no habían sido suficientes para decir adiós a tantas personas. Una estancia tan corta, tan desapercibida no podría tener sentido humano. Sin embargo, todos, habían aceptado ya  lo inevitable. Y Marcos esperaba en una habitación del Hospital, cansado, con respiración asistida, mirando de soslayo a su madre, que casi nunca se ausentaba, y dejando caer sonrisas intermitentes que provocaban infinitud de besos y de caricias.
-Mamá, no siento el corazón. Creo que se ha cansado de latir. – susurraba con un hilillo de voz a través de la máscara respiratoria
-No hijo. Es que está descansando. Después volverá a latir con más fuerza. ¡Ya verás!
Lo deseaba tanto que lo creía. Alguna solución le tendrían que dar. No podía ser que la vida de su hijo dependiese de un corazón. “Cogedme el mío, ya no lo necesitaré.””Mi vida dejará de tener sentido.” Eran frases de desesperación materna y de impotencia ante un desenlace anunciado.
A las seis de la mañana todo era movimiento en la habitación de Marcos. Enfermeras y médicos se movían con diligencia preparándolo todo, para  un trasplante urgente  de corazón.
Una simple llamada desde otro hospital había decretado emergencia y  protocolo quirúrgico y, según los cálculos,  el quirófano número 5 acogería la llegada del nuevo corazón y sería el protagonista de un milagro de la vida.
Cati había quedado muda de agradecimiento. Sentada en un rincón de la habitación dejaba hacer. Sus ojos, huérfanos de lágrimas, gritaban palabras al aire que nadie escuchaba.
-¡Gracias! ¡Gracias! Dios mío ¡Gracias! –era un susurro continuado.
Siete largas horas habían tardado en entregarle  a su hijo. Todavía estaba sedado. Monitorizado  en siete u ocho puntos vitales Marcos dormía suavemente. Un imperceptible movimiento  de ascensión de su abdomen marcaba los latidos de la nueva vida. El silencio era total entre los presentes y únicamente era interrumpido por los acompasados y rítmicos  bips del electrocardiógrafo.
Pero Marcos no dormía. Dentro de su alma había una lucha  de dudas entre dos vidas, entre dos familias, entre dos amores, entre dos corazones, entre… Un lucha de sentimientos, de olvidos y de recuerdos, de pasados y presentes que buscaba  un desenlace  en el futuro.
Al amanecer los ojos de Marcos se abrieron impulsados por la vida. Recorrieron toda la estancia lentamente como si se tratase de un primer reconocimiento, hasta posarse en Cati.  Una pequeña duda y vacilación hicieron temblar sus labios resecos  hasta que pronunció la primer palabra de agradecimiento
-Mamá… - y se quedó así, esperando.
-Hijo…- susurró.  Cati estaba a su lado como si supiera que sus ojos se fueran a abrir en aquel preciso momento.
-Ya siento el corazón. –y arrastró con suavidad la mano de su madre hasta colocarla sobre el costado izquierdo.- ¿Lo notas , mamá? – y se quedó escuchando.
-Parece un caballito galopando…
-Es diferente. Ahora me habla pero no entiendo lo que dice. –puso la duda en su madre.
-Te dirá que te animes y que no duermas tanto.
-No. Digo que es diferente.
-¿Diferente? ¿En qué es diferente?
- No sé… - su mirada quedó en suspense – Es como si quisiera salir, escapar.
Su corazón latía más fuerza y con más ritmo, desbocado.. Apretó la mano de su madre en su pecho.
-¿Ves? Ahora parece que quiere escapar, salir. –explicó Marcos
-Tendrá que adaptarse a su nueva casa, extrañará al amigo que  te lo ha prestado. Por eso es muy importante que le hables y que le cuentes los juegos que haces, los amigos que tienes, las ganas de vivir,…
-Y este amigo, ¿dónde está ahora? – Se quedó con la pregunta en los ojos.
-Pues no lo sé. Pero seguro que estará esperando que tú sepas compartir su corazón.
-¿Y cómo lo podremos compartir? ¿Cuándo lo utilizará él, mamá? – preguntas y preguntas que penetraban directamente en el corazón de su madre. Y continuó:
-Si no tiene corazón lo llevarán a un hospital. Estará en otra habitación. –aseguró.
-Me parece que lo utilizaréis  los dos a la vez. Tu amigo tiene un corazón tan grande que será suficiente para los dos. – Y se calmaron los ánimos.
-Algún día tenemos que jugar juntos en el parque. Los corazones se llevarán una gran alegría cuando se vean  después de tanto tiempo. –Marcos se entusiasmaba otra vez.
-Para conseguirlo debes descansar.- se escuchó detrás.
 Eran las palabras del Doctor que, en silencio, había escuchado la última parte de la conversación. La mirada de Cati se cruzó con sus palabras y alguna lágrima quedó oculta sin querer asomarse.
………………………………………………………………….

Y pasó el tiempo. Y Marcos volvió a vivir. Volvió a sentir el calor de la vida en sus ojos; y  volvió al parque de siempre con sus amigos de siempre, a jugar como siempre y a correr como siempre.
 En ciertos momentos, instantes eternos en otra dimensión, Marcos quedaba quieto, observando sin nada concreto que mirar y con  su corazón latiendo intensamente. Era cuando todo su ser  se iba a otro parque que cada vez conocía mejor; era cuando jugaba con otros amigos a otros juegos diferentes, era cuando se abrazaba a otra madre que lloraba al verlo y era cuando se miraba en los ojos sonrientes  de su nuevo amigo  mientras se intercambiaban cientos de aventuras y cuentos como si ya los hubieran vivido y compartido desde siempre.

"A los generosos por dar a la vida otra dimensión "

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