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Nací como un cuento. Crecí como un diario y pienso irme como una historia.

lunes, 26 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD, PRÓSPERO AÑO

               Desde los cuentos, donde reside la felicidad más sencilla, quiero rodearos de palabras mágicas para que  soñéis la vida.  Es la mejor forma de ver el futuro, de olvidar las penas y de buscar un mundo mejor donde prolongar nuestra existencia.

               Para todos los que dedican un minuto de su preciosa vida leyendo mis histórias, mis cuentos, ya sean de España, México, Argentina, Chile, Venezuela, Costa Rica, Estados Unidos, Brasil, Perú, Colombia, Cuba, Rusia, Alemania, India, Francia, Italia, Honduras, etc, les deseo lo mejor de la Navidad para el próximo año 2012.
               Que seáis felices.

jueves, 24 de noviembre de 2011

ZOMBI


"A los que tienen la boca tan grande como el culo"

Todas las arterias de mi cuerpo se han llenado de trombos. Imposible que localicen una salida digna de vivir. La política me come el alma y la sangre y me deja a la intemperie de las noches de luna en un invierno que se presenta gélido, escalofriante, triste y sólo de Papa Noel. Los Reyes han dejado de existir y los regalos  son  únicamente cuentos  e historias para no dormir.
Hace unos días hemos estado en época de campaña electoral. Pancartas y más pancartas, mítines y más mítines, banderas y más banderas ondeando al viento de vencedores y vencidos.
Se han celebrado las elecciones y nos hemos quedado como desamparados, como si nos faltara algo más, como niños llorosos esperando el regalo posterior  al sufrimiento continuo de tantos días de sopor e indignación.
Y llegan las noticias posteriores. Los elegidos ya pueden cobrar el sueldo del mes sin haber tomado posesión de su puesto en el más alto escalafón de la corte de chupópteros. Hacen honor al  nombre.


En Cataluña nos anuncian los regalos de Papá Noel. Contentos y excitados esperamos la concreción del timo y del destino. Agitamos las manos, leemos papel y papeles, blasfemamos y pecamos de ignorantes domesticados. Y llegan las dádivas como recortes en el aire que respiramos, recortes en la vista, en el oído, en el gusto y en el tacto. Hasta recortes en el pelo por hemisferios para permitir que el cerebro se recupere de la calvicie, no se resfríe y no necesite de recetas electrónicas dosificadas  sino de aseguradoras privadas con modernos chips económicos digitales.
Permitidme que me  ría (cachondee) de la preocupación que manifiestan tener hacia nosotros ¡Qué ilusos somos! Cría cuervos y nos sacarán los ojos. Les hemos proporcionado y regalado un cheque en blanco que ya están cobrando en el banco antes de darnos sepultura. El político al bollo y el votante al hoyo.
Interpretan el trabajo a su manera. Para ello se intercambian cromos  para que tengamos la colección completa. “Este para ti, que sobra aquí, este para mí, que te sobra a ti”. Al resto nos permiten cantar parados pero bien afinados: “Tengo, tengo, tengo, tengo tres cargos de confianza que van a cobrar de mi cabaña, uno me quitará la leche, otro me robará la lana y el más pezqueño… ¡No existen los pezqueñines! ¡Es un cuento!

martes, 15 de noviembre de 2011

EL SER

Apenas respiraba. ¿Eran sollozos? Sus movimientos se habían reducido a una sola esperanza de poder  conseguir ayuda. Estaba exhausto, era pequeño, minúsculo,  no sabía hablar, era un proyecto nada más. Y la esperanza llegó en forma de hormigas hacendosas y altruistas.

La primera le proporcionó una pequeña brizna de una hoja de sauce y el Ser  pudo protegerse de la intemperie que le calaba los huesos.
La segunda llegaba con  la mitad de un grano de trigo. Su ofrenda fue aceptada inmediatamente y así, el Ser, se alimentó y pudo empezar a mover sus extremidades y a fabricar el calor interno de su cuerpo de semilla.
La tercera, una simple gota de agua de rocío. Una transparente joya, producto de la naturaleza de la mañana y  el Ser calmó su sed.
Ahora tocaba esperar, pensaban las hormigas. Tendremos un aliado.
Y el Ser creció lentamente para él pero rápidamente para las hormigas que habitaban a su alrededor. Y se fue haciendo grande, enorme para el paisaje donde se encontraba. Las fuerzas regresaron a su cuerpo, se desperezó, se irguió y sus pasos fueron enormes y contundentes. Lejos, en altura, del mundo que lo había ayudado empezó a caminar  y sus pisadas sembraron el desconcierto primero y la desolación posterior.  Miles  y miles de hormigas, hacendosas y altruistas, perecieron bajos sus pies. Cuerpos estrujados que le hacían de mullido colchón.  Sus gritos y quejas, impropios de seres inferiores, jamás pudieron alcanzar en ninguna longitud de onda  el pabellón de la oreja del Ser.
Y se entregaron a ese Ser, sin conocerlo, sin saber que su futuro depende, ahora, de una brizna de hoja de sauce, de la mitad de un grano de trigo y de cualquier gota de rocío transparente.

A los  que viven en las alturas, después de ser proyectos. Para que miren el polvo del suelo.

jueves, 27 de octubre de 2011

LÁGRIMAS AMARGAS DE LIBERTAD

A la esperanza  y, sobre todo, a los que han sufrido la espera.

Caminaban los dos en silencio. La visita de su hijo -ya de 9 años-, después de cuatro sin tener contacto con él, lo había dejado sin palabras, sin actuaciones, sin defensa pero lleno de ilusiones nuevas. Ahora se dedicaba a buscar sentido, a disfrutar de aquel encuentro después de tanto tiempo pidiéndoselo a su mujer que lo había abandonado al no poder soportar la presión de toda una vida. Circunstancias especiales habían incidido directamente en este cambio de actitud de Clara que había viajado desde Burgos sólo para que Mikel pudiera, al fin, estar unos días con su padre en Getxo.
La calle estaba llena de sombras amables y hacían del paseo un momento especial. Eran las 6 de la tarde y, a pesar del sol que quería broncear a los transeúntes, las sombras continuas de aquellas acacias mantenían una temperatura muy agradable para pasear a  esa hora temprana.
Decidió parar en el parque de siempre. Se sentaron los dos juntos y en silencio. Todos los servicios del parque estaban desiertos. Eran todos para ellos. Bueno, para Mikel  Ion. Fue el padre el primero en romper el momento.
-¿No subes al tobogán? – preguntó -. Era tu diversión favorita cuando te acompañaba después de salir del Ayuntamiento.  Mira. - señaló con la mano- Ahí vivíamos antes. En el piso tercero. Aquel era el balcón desde donde te enviaba besos tu madre cuando jugabas con tus compañeros aquí ¿Lo recuerdas?
Los dos se habían girado en el asiento, mirando el edificio lleno ahora de geranios colgantes en los balcones.
-Lo que recuerdo, Aita, es a un señor de bigote que siempre nos acompañaba a todos los sitios y se sentaba un poco alejado de nosotros, ¿quién era? –se interesó Ion.
-¡Patxi! –exclamó incrédulo-.  No me digas que recuerdas a aquel bigotudo. Te quería un montón.
-¿Y por qué siempre estaba con nosotros? ¿Era alguien de la familia?
-No. No era de la familia directamente. Estaba –lo pensó un poco- para ayudarnos. Digamos que se preocupaba por todos nosotros -concluyó.
-Era un poco extraño. Siempre que íbamos a subir al coche, se arrodillaba y miraba debajo, aunque estuviese lloviendo, como si hubiera perdido algo importante.
-Le gustaba comprobar si estaba pinchada la rueda de repuesto del coche –bromeó el padre  y cambió de tema-. Anda, aprovecha y sube al columpio. Quiero ver cómo has progresado en tu impulso.
Julen esperó ver a su hijo balanceándose como en los viejos tiempos pero las imágenes volvieron a su mente tan nítidas, sin cortes ni censuras, que retrocedió  cinco años atrás cuando Ion tenía solamente 5 años. Intentaba ser feliz y libre y no podía. Y allí estaba Patxi como símbolo de sus ataduras y de su libertad condicionada. Y allí estaba su mujer, Clara, deprimida, que acabó llevándose a su hijo lejos, al no poder soportar la presión. Y allí se quedaba él con  la soledad, con Patxi  y la sinrazón con la que tuvo que convivir cuatro años más.
Los vuelos libres de Ion lo volvieron al presente y  a la nueva realidad. Ion reía y le gritaba impulsándose con todas sus fuerzas.
-Ves Aita ¡No hace falta que me empujes! –gritaba-. Puedo hacerlo yo sólo. En Burgos, con los abuelos, jugaba  un montón. Había un columpio enorme…
Su voz iba y venía en su balanceo, cada vez más corto, hasta parar completamente. Ion se acercó a su padre y, sin querer, vio las lágrimas en sus ojos.
-¿Echas de menos  a Patxi, verdad? –preguntó con tristeza.
Julen abrazó fuertemente a su hijo antes de responder. Sollozaba.
-Echo de menos no haber podido llorar antes –y se tragó la amargura de sus recuerdos.

miércoles, 19 de octubre de 2011

VIDAS IMPORTANTES

       A los prisioneros liberados, con ellos  la guerra deja de tener sentido.

     Quizá sólo sean elucubraciones mías, paranoias que vienen a la mente muchas veces sin sentido. Las recibes y, al pasar, dejan un regustillo amargo en el estómago que vuelve en diferentes ocasiones  a la boca y que no acaba a reposar hasta que lo vomitas o lo aceptas completamente.
     Estos días todos los telediarios, noticiarios se han hecho eco de la liberación de un soldado israelí, Gilad Shali, prisionero de los palestinos desde hace bastantes años.
Nos han informado pormenorizadamente de su nombre, edad, vida y santoral,  momentos de su liberación y que antes de tomar tierra ya pudo hablar con sus padres, y que después de los transbordos  llegó a su casa sano y salvo.
No sé la importancia de esta  persona pero debe ser enorme como para intercambiarlo por más de mil prisioneros palestinos en el Estado de Israel.
    Reconozco que me he quedado con las ganas de saber los nombres de todos los liberados palestinos, si pudieron hablar con sus familias antes de llegar, si viajaron en avión o en autobús. No sé, algo de su vida y santoral.
      Y digo yo, ¿si por un prisionero israelí se han liberado tantos palestinos, por qué no aprovechan y liberan a toda Palestina? Son sólo unos miles más. Aumentar la relación 1/1000  a 1/11 millones daría todavía más importancia a las personas y nos ahorraríamos  regustillos amargos y otros cuentos...