Datos personales

Mi foto
Nací como un cuento. Crecí como un diario y pienso irme como una historia.

jueves, 28 de abril de 2011

¿PUEDO?

                 A Sandra para que no padezca de diplopía.


                  Hoy me levanté con una extraña sensación, como si tuviera a mi lado una alma gemela, con presencia corporal y todo. Un doble, digamos. En un principio no le di importancia y lo achaqué al sueño o al haberme levantado  con la pierna izquierda. Me sentía raro. Algo o alguien estaba invadiendo mi intimidad y mi forma de actuar y no tenia  la potestad de poder prescindir de sus  servicios. 
                  Me seguía a todas partes y, creáis  o no, fui  al baño, me duché y desayuné con él. ¡Hasta se comió la mitad de mis tostadas con mantequilla y mermelada! No utilizó el "¿puedo?, ni se privó de nada. Intenté darle esquinazo escondiéndome detrás de la puerta del dormitorio y, al momento, una mano me tocaba el hombro y me soltó
                   -"¿Qué haces?".- ¡Se me paralizó el corazón!
                   -¿Cómo que qué hago? ¡Intentando que me dejes en paz! 
                 -"¡Bueno, bueno, tranquilo; no ha sido mi intención perjudicarte!" -Y levantó las manos  en señal de cálmate -.
Lo tenía a dos palmos, clavé mis ojos  en sus ojos y comprobé que no tenían fondo y mi mirada se filtraba y se perdía en  ellos.  ¿Me asusté? No. Había desaparecido. Por un momento cerré los ojos y , no sé por qué, tuve la esperanza y la necesidad  de que esa mano me tocara la espalda de nuevo.
                   -"¿Puedo?"


Diplopía (del gr. διπλόος 'doble', y ὄψ, ὀπός 'vista') es el término que se aplica a la visión doble, la percepción de dos imágenes de un único objeto

sábado, 23 de abril de 2011

A UNA ROSA

"Si las rosas crecieran en las carreteras nos multarían con radares de perfume"



Duerme tranquila paloma,
con plumaje de rubor
cuna bruñida de amor
sueño cuajado de aroma.
¿Qué triste ruiseñor toma
               tus ensangrentadas quejas                 
y los estragos que dejas
de tu amante corazón
¡Duérmete y ten compasión,
duerme tranquila entre rejas!

                                                                                                               
Un recuerdo a los 14 años.



viernes, 22 de abril de 2011

HECHOS


          Siempre la veía con su madre en el parque. Parecía una niña tranquila, desapercibida, casi insignificante, Se movía despacio, observando el entorno, y miraba desde la distancia los columpios, los toboganes, los balancines, pero no se acercaba. Llevaba entre sus brazos una pelota de playa de colores con dibujos de animales. La sujetaba con fuerza contra su cuerpo pero no la botaba; no sé si por miedo a perderla  o por malas experiencias vividas en sus pocos meses de vida. 
            Tendría unos dos años  y ya caminaba con soltura y seguridad. Algunas veces, se ponía de cuclillas y dejaba la pelota en el suelo, como si le diera la libertad condicionada. Sólo eran pruebas de pertenencia. Cualquier acercamiento o intento de otros niños  hacia su pelota conseguía que sus manos actuaran como un resorte  y que la pelota volviera a su regazo mientras se levantaba inmediatemente y dejaba oir  unas palabras  inconfundibles." Es mía". Miraba a todos y volvía a repetirlo con un poco más de ímpetu y seguridad: "ES MIA".
            Aquella tarde fue diferente. La pelota continuaba en su sito, entre sus brazos. Una niña se acercó hacia ella y , sin mediar palabra, la golpeó en los brazos y le arrebató su preciado bien. El contrataque fue más rápido que la agresión. La tranquilidad se convirtió en un derecho propio y la insignificancia en importancia. El empujón fue más que premeditado. La ladrona cayó de espaldas y, por instinto de protección, soltó lo "robado" y empezó a llorar. La propietaria recogió su pelota y  escuchado los lloros y mirando  a la que había empujado pronunció dos palabras como hecho consumado. "¡ES MIA! " y la victoria se reflejó en sus ojos.


TOMÁS
Segunda parte "La victoria se reflejó en sus ojos"

             Un día, Tomás, descubrió que los barrotes laterales de su celda podían, sencillamente, eliminarse. Mantuvo la vigilancia y, con el tiempo, encontró el momento propicio para  intentarlo.
             Algo lo despertó de noche y en el momento de llamar por su mamá, cerró la boca y contuvo su respiración. Por un momento, nada. De repente un estruendo sacudió sus sentidos auditivos. Era papá. Sus sonoros resoplidos eran inconfundibles. Después se volvieron acompasados e insoportables. Se movió despacio hacia el lateral y sus inquietos dedos recorrieron aquella pequeña palanca  que su madre giraba cuando lo acostaba. Varias veces lo intentó y siempre quedó rendido. Esta vez, la suerte estuvo de su parte. La pequeña pulsera que su abuela le había regalado quedó enganchada en la palanca y,  al tirar y tirar desesperadamente, ... ¡abracadabra!. el lateral de la cuna se desplomó verticalmente con un ruido seco al tocar fondo.
             Tomás quedó mudo y los ronquidos de su padre desaparecieron por un momento. Para él el tiempo se detuvo y lo inmovilizó hasta que sus padres volvieron a impulsar con rotundidad el aire que  respiraban.
            Al girarse de nuevo, la puerta de la libertad se abría  en toda su extensión. Lentamente sus pies tocaron suelo, después sus  rodillas y sus manos. Volvió la vista hacia la cama y lo único que llegó a ver  fue un  brazo entero de su madre descolgado e inmóvil  por el lateral de la cama. De su progenitor, ni rastro, sólo los ronquidos.

            "Por fin, libre por primera vez. Recorrí toda la habitación a gatas.  Apenas caminaba sobre mis dos pies. ¡Qué difícil ser bípedo!. Me apoyaba en las paredes y en las puertas para mantenerme derecho como los adultos. Quería llegar a todas partes y tenía prisa, mucha prisa, pero el aprendizaje era lento, demasiado lento.
    Salí de la habitación  gateando. Era más seguro y menos doloroso. Recorrí el largo pasillo sin obstáculos hasta el comedor . Todavía quedaban  varios juguetes en el suelo sin guardar. Intenté poner la Tele, pero el mando  no  respondía a pesar de que una lucecita roja y tenue indicaba que estaba preparada. Visité la cocina  con la única luz que se filtraba por la ventana.  Sentado cerca de la lavadora, quedé pensativo y sin saber qué hacer.  Ahora el sueño me hacía tambalear. Tardé una eternidad en regresar a la habitación, intenté subir a la cuna. Imposible. Y allí me quedé tumbado en la alfombra, acurrucado y vencido por un sueño profundo que ni los ruidos oníricos pudieron retrasarlo.
     Cuando desperté estaba en brazos de mi madre que hablaba a gritos.No pasa nada mamá,-intentaba decirle- pero no me escuchaba. Se encaró con  mi padre  argumentando que me podía haber pasado algo grave y que era necesario ajustar bien los laterales de la cuna.
     Dos días después volví a las andadas. Esta vez caí desde una altura considerable en el intento. Mi frente  besó el suelo protegido por la alfombra que no impidió la salida de  un chichón doloroso. Quise llorar, pero ¿para qué? Esta véz fui directamente  al baño. Me enderecé junto al bidet. Mis manos acariciaron el grifo con fuerza  y se abrió. El agua me salpicó toda la  cara y, del susto, quedé sentado. No sabía si reir o llorar.  Al momento había agua por todas partes.  Salí del baño empapado  y volví donde estaban mis padres. ¿Eh? ¡que esto se está inundando! Ni caso. Ya lo decía yo, pasaban de mí.
    En unos minutos llegué el salón. Esta vez la tele funcionó al primer apretón que le di al mando. Nada intersante. Rayas horizontales de colores que al mirarlas empezaban a marearme.  Me incorporé al sofá como pude y allí amanecí cuando el vecino de abajo tocaba el timbre insistentemente. La inundación había llegado al piso inferior. ¿Dios mío,dónde está Tomás? -gritó asustada mi madre-  Carreras y chapoteo en el agua hasta la puerta.  
    Las discusiones continuaron un dia tras otro hasta que se tomó ¡POR FIN! la decisión de ponerme una habitación para mí solo.  Estará más seguro en la cama ,-explicaba mi padre- .La cuna es un peligro y ...
    Una semana tardaron en retirar los muebles de una pequeña habitación, pintarla con colores azules y colocar una cama grande, sin rejas, a mi altura  y con espacio suficiente para estirarme  a lo largo o a lo ancho.La primera noche que me acostaron en "mi cama" apenas pude pegar ojo. Desperté infinitas veces, desubicado. Cuando mis padres se asomaron a la puerta a la mañana siguiente, se sorprendieron al verme despierto y sonriente. Me sentía otro, una persona importante. Ahora tenía lo que había buscado tan insistentemente. Era libre y en mis ojos se reflejaba la victoria."
    

sábado, 16 de abril de 2011

APARIENCIAS

           No me considero una persona observadora por naturaleza pero algunos momentos concretos, algunas situaciones, sin quererlo, han conseguido captar mi atención y que regresen a mi memoria como imágenes que perduran en el tiempo.
           ¿Te has fijado en un niño o niña de tres o cuatro años en la calle , que  se mantiene al lado de su madre entretenido con algun pequeño juguete? Es una situación que siempre me ha  vencido. Cuando mantienes la  vista en él o en ella, la mayor parte de las veces, reaccionan de  la misma manera, como si se sintieran agredidos por un extraño que intenta robarles  algo o hacerles daño. Se esconden delante de la madre, fuera del alcance de nuestra mirada, se agarran con fuerza a su falda o pantalón y esperan. Poco a poco asoman su cabecita  y cuando comprueban que todavía está allí el peligro, entonces claman al cielo, -algunas veces sollozando-y buscan los brazos protectores y conocidos  y entonces es cuando  te retan. "Anda, atrévete ahora a acercarte y quitarme lo que es mío". O te sacan la lengua. Les sonríes y se mantienen serios, sin bajar la guardia, abrazados al cuello de su madre. "Sí, sí, a mi me vas tú a engañar"
            Cuando los ves alejarse, notas su mirada y la sombra de una dibujada sonrisa  que suena a victoria.


TOMÁS

Primera parte     "Una dibujada sonrisa  que suena a victoria"
 
            Érase una vez un niño  muy pequeño  en edad. Digamos que tenía unos seis meses, aunque podría tener cuatro o nueve. Poco puede importar un mes o dos en esta tierna infancia.
            Lo mantenían "enjaulado", -eso decía él-, en una especie de cárcel inhumana y reducida. "Ellos" la llamaban cuna  pero, para él, era una forma de privación de libertad.
             Se llamaba Tomás porque no creía en nada y menos en los adultos. Él sabía que  era un protagonista, el preso número  00.     
      
               "Desde el momento en que fui consciente de mi situación, utilicé infinidad de recursos para poder ser libre, aunque nada me dio resultado. Pataleaba en el momento más inesperado "para ellos". Agitaba los brazos,  gritaba con todas mis fuerzas y me daba igual que fueran las cinco de la tarde o las cinco de la mañana. Las primeras veces tuvo sus efectos y conseguí que me sacaran de la prisión, pero , aprenden rápido de los niños los adultos y con el tiempo me acunaban mientras tarareaban canciones con bastante malhumor."...duérmete niño, duérmete ya, que vendrá el coco y... ¿pero qué coco ni qué narices? ¡Un suplicio y un comecocos! Pero no tenía más remedio que callar, cerrar los ojos e intentar superar el vaivén de la cuna, el mareo  y las soporíferas melodías. Varias noches me desperté pensando que la cuna se movía , se giraba y se venía todo encima...
Algunas veces golpeaba la cucharita que hacía de avión en las manos de mamá o papá, chapoteaba con pies y manos cuando me estaban bañando y hasta vomité y otras acciones que no cuento para no contaminar el ambiente con su perfume.Y todo para que me dejaran en paz.
   
Odiaba a todos los que se aproximaban y me pellizcaban los mofletes a modo de una carantoña ¿de qué iban? Yo chillaba lo más fuerte que me permitían los pulmones. "Ojalá ..." No les arrancaba los pelos porque no se atrevían a acercarse.
     Unos comentaban lo grande que era, otros lo rechoncho que estaba (¡me llamaban gordo directamente!), me encontraban  parecido con mi padre o con mi madre y hasta se aventuraban a predecir mi futuro: tiene dedos de pianista, va a ser actor, ... Ingenuos, ¡qué podían saber, estos aprendices de brujos, de mi futuro!
     Cambié de tàctica. Empecé a sonreir y a actuar a escondidas, en el calor de la noche, y me convertí en "un fuera de la ley". Robaba trozos de mi vida con nocturnidad y alevosía.      
     
     Un día, Tomás, descubrió que los barrotes laterales de su celda podían, sencillamente, eliminarse. Mantuvo la vigilancia y ...

(Continuará y se acabará el cuento)

viernes, 8 de abril de 2011

A LAS CIGARRAS

No sé si merece la pena que las cigarras sigan cantando y marcando el precio de sus conciertos.  Y más, si desafinan tanto en las notas bajas como en las alturas.
Estamos viviendo lo que ya propuse en el  post de 1 de abril. Esta vez con las sopranos y los tenores de los eurodiputados cigarras. Acostumbrados a vivir en las alturas, sostenidos por los bemoles de siempre, no quieren perder ni una sola de sus prebendas conseguidas en sus repartos en nada proporcionales, en los que únicamente participan ellos. Sí, ellos se los guisan y ellos se lo comen.

La solución es sencilla si asignamos  por ley el sueldo de todos los cargos que necesitamos en nuestra empresa. Nosotros somos los propietarios, los que pagamos, los que la mantenemos y, tenemos derecho, si procede, a presentar un ERE para reducir drásticamente  nuestros empleados antes de que nos dejen en la más mísera de las miserias.
Una vez asignado el sueldo, cada cargo electo se paga de su bolsillo el viaje, el hotel, la comida y todos sus gastos personales. Podrá elegir el medio de transporte, la clase, el hotel, el menú, etc  que más le interese. Incluso, puede quedarse a vivir en el lugar del trabajo al que ha optado, o llevarse el bocata o la "fiambrera" de casa. Como cualquier hijo de vecino.
Me repito. Nadie está obligado a presentarse para estos cargos (SON VOLUNTARIOS). Si se acepta, no hay nada que negociar. Cada palo que aguante su vela. Si a alguno no le interesa, hablaríamos de otro cuento o de otros cuentistas.

viernes, 1 de abril de 2011

HORMIGAS Y CIGARRAS

 Leído en un diario: "los listos viven de los tontos y los tontos de su trabajo"

           Crisis, crisis y más crisis. Palabra de moda, interiorizada y arraigada en el subsuelo de nuestra mente, que  nos envuelve y convierte en una especie de gurús llenos de cábalas y con verdaderas ansias de subsistencia.
           Todo el mundo conoce la situación en que se encuentra, la situación en la que nos han  colocado, sin comerlo ni beberlo, los listos de turno, políticos y banqueros que han jugado durante bastantes años con todo lo que teníamos, nuestras aspiraciones, lo que ibamos a tener y lo que nuestros hijos puedan llegar a conseguir, el futuro. Han utilizado nuestros años de bonanza, trabajados como hormigas, para profanarlos cigarralmente con tantos gastos suntuosos, innecesarios y "bolsátiles" - de bolsillo-, que han dejado nuestra vaca, tan famélica, que no da ni para elaborar un pequeño queso desnatado.
                Nos han aplicado, los listos, ya directamente y sin consultarlo, como dueños y señores de nuestros ahorros, de nuestras hambres y de nuestro futuro, recortes en sueldos, en prestaciones y en vida. Y, ahora, nos siguen anunciando en todos los medios de comunicación  más medidas para que nosotros, los tontos, superemos la crisis, su crisis.
                Todas las medidas son para los tontos y ni una sola para los listos. Nadie propone reducir en un tanto por ciento elevado  el sueldo de los políticos; nadie propone eliminar todos los cargos de confianza, enchufados de turno y mandangas; nadie propone la ley de saldo cero para Estado, Comunidades, Ayuntamientos, etc; nadie propone la eliminación de todas las empresas municipales; nadie propone  un menor número de representantes, parlamentarios o concejales de municipio y la racionalización y adecuación de sueldos a un criterio único por número de habitantes para todos los municipios; ; nadie propone la supresión de subvenciones a sociedades, corporaciones, sindicatos, montepíos, asociaciones, televisiones locales, partidos, etc; nadie propone la supresión de coches oficiales, de dietas oficiales, etc. Nadie propone y sólo disponen.
Hemos de exigir a nuestros  políticos, que mantenemos todos los tontos que vivimos de nuestro trabajo, las cuentas claras de sus actuaciones. Deben entender que la empresa , el ayuntamiento, somos los ciudadanos y que buscamos integridad en las personas que hemos elegido para que administren los impuestos que pagamos. Que han de utilizar  únicamente lo recaudado, que no pueden pedir crèditos o endeudarse en nuestro nombre, que no pueden contratar personal de confianza para que realice el trabajo encomendado a ellos y para el que se han presentado. Que no pueden subirse el sueldo unilateralmente pues ha de estar fijado por ley.  Y, el que se presente y sea elegido,que tenga los números y las cuentas perfectamente delimitados.Y el que no cumpla o no le interese  ¡a su casa!.
                 Confiemos, mientras tanto, en las hormigas,en nosotros mismos,  en la efectividad como trabajadoras  para superar la crisis y alejémonos de todas esas cigarras que desentonan en nuestra vida  y hacen que luchemos a muerte  para que ellas sigan cantando.