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Nací como un cuento. Crecí como un diario y pienso irme como una historia.

jueves, 15 de marzo de 2012

SIN CEREBRO

        A los que no se resignan
   Quiero gritar y, ahora, en estos momentos, no puedo hacerlo. Me he ido degradando de tal forma que he perdido casi todas las facultades propias de un ser humano.
   Hace un tiempo,-no puedo determinar cuánto-, perdí una de las extremidades inferiores, la pierna derecha entera. Eso supuso un cambio profundo en todas mis actividades. Dejé de caminar como los humanos y tuve que imitar a los gorriones. A saltos la vida transcurre más de prisa y las pausas se convierten en más duraderas. El seguro no me cubre nada de esta pérdida. Adujeron que había sido un descuido personal. Las ayudas son para los accidentes, las enfermedades, etc. Las llamadas a la colaboración internacional y al espíritu restitutorio de lo robado o encontrado dejaron patente la desidia de los demás y la falta de sensibilidad humana. ¿Qué utilidad le pueden dar a una simple pierna derecha?

   En esta lucha me encontraba cuando el brazo izquierdo empezó a presentar mutaciones físicas que me preocuparon todavía más. El brazo aumentó su volumen respecto al antebrazo y la mano. Después se redujo de tal forma que sólo quedó un pequeño muñón en la parte externa del hombro. Dejé de tener mano izquierda. Perdí los cortes de manga, tan necesarios hoy en día, y tuve que contentarme con la peineta del corazón derecho.

   Hace poco he notado que me falta parte de la cabeza. Es una sensación muy extraña y agradable. He dejado de tener remordimientos, indignación, odio, esperanza, ilusión o desesperación. Mi cerebro ya no procesa la información de los sentidos y me está convirtiendo en un autómata insensible a cualquier cambio que se produzca a mi alrededor.

   Ahora ya no quiero gritar ni tengo necesidad de hacerlo. Me miro en el espejo y no echo a faltar nada de mi cuerpo. Lo veo totalmente perfecto y, dentro de lo poco que puedo pensar, me pregunto: ¿qué sería una pierna, un brazo, la cabeza? ¿qué función representaban en mi cuerpo anteriormente? Sencillamente, sobraban. No eran imprescindibles para mi felicidad.

   Y me quedé sin cerebro…

   ¡Bip-bip-bip-bip-b……Tuuuuuuuuuuuuuuuuuuu…!

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