EL CUMPLEAÑOS DE LA GATITA JESSI

 Un cuento de Laura

Érase una vez una familia de gatitos, el papá Hugo, la mamá Jessi y  su hija Minie. Vivían en una casita pequeñita  cerca del bosque. 

El día del cumpleaños de la mamá Jessi, Minie pidió permiso para ir a buscar un ramito de flores para regalárselos a su mamá.

- Mami, me encantaría ir al campo a buscar un regalo para ti. ¿Puedo? – preguntó maullando suavemente.

La mamá miró al papá y después de suspirar asintió.

 - Claro. Pero  ten cuidado, presta mucha atención y regresa lo antes posible.

Minie salió disparada  en busca de su regalo. Recorrió los rincones del campo donde había visto flores preciosas. Recogía una por aquí, otra por allá y … se acercó, sin advertirlo, y penetró tanto entre los primeros árboles del bosque para completar  aquel ramo, aquel maravilloso regalo para su mamá, que se perdió. Perdió su sentido de la orientación y, cuando quiso regresar, le fue imposible encontrar el camino de vuelta a casa.

Asustada  dio vueltas y vueltas en busca de una salida hasta que tropezó de lleno con Naranjito, un lobo, amigo del bosque y de todos los animales.

- ¿Qué te sucede, pequeña gatita?- preguntó con amabilidad.

- Me he perdido. No sé llegar a casa y mis padres me están esperando. Es el cumpleaños de mi mamá y le llevaba un ramito de flores.- explicó Minie entre sollozos enseñándole las flores al lobo.

- No te preocupes. Súbete a mi lomo, agárrate fuerte, que yo te llevaré a casa de tus papás.

Y dicho y hecho. Con Minie cabalgando, Naranjito salió disparado en busca de la casita de la pradera. Pocos minutos después, los dos se detuvieron a la puerta de la casa donde aguardaban preocupados la mamá Jessi  y el papá Hugo.

La alegría fue inmensa. Todos se abrazaron. La mamá  invitó a Naranjito a pasar al salón  donde estaba preparada una deliciosa comida y un pastel de mil colores.  Colocó las flores, el regalo de Minie, en un jarrón y  sentados a la mesa comieron y le cantaron el cumpleaños feliz a Jessi.

Naranjito se despidió de los tres gatitos y todos vivieron felices y comieron pedices.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Sin imaginación  no existiría este mundo