"A los que tienen la boca tan grande como el culo"
Todas las arterias de mi cuerpo se han llenado de trombos. Imposible que localicen una salida digna de vivir. La política me come el alma y la sangre y me deja a la intemperie de las noches de luna en un invierno que se presenta gélido, escalofriante, triste y sólo de Papa Noel. Los Reyes han dejado de existir y los regalos son únicamente cuentos e historias para no dormir.
Hace unos días hemos estado en época de campaña electoral. Pancartas y más pancartas, mítines y más mítines, banderas y más banderas ondeando al viento de vencedores y vencidos.
Se han celebrado las elecciones y nos hemos quedado como desamparados, como si nos faltara algo más, como niños llorosos esperando el regalo posterior al sufrimiento continuo de tantos días de sopor e indignación.
Y llegan las noticias posteriores. Los elegidos ya pueden cobrar el sueldo del mes sin haber tomado posesión de su puesto en el más alto escalafón de la corte de chupópteros. Hacen honor al nombre.
En Cataluña nos anuncian los regalos de Papá Noel. Contentos y excitados esperamos la concreción del timo y del destino. Agitamos las manos, leemos papel y papeles, blasfemamos y pecamos de ignorantes domesticados. Y llegan las dádivas como recortes en el aire que respiramos, recortes en la vista, en el oído, en el gusto y en el tacto. Hasta recortes en el pelo por hemisferios para permitir que el cerebro se recupere de la calvicie, no se resfríe y no necesite de recetas electrónicas dosificadas sino de aseguradoras privadas con modernos chips económicos digitales.
Permitidme que me ría (cachondee) de la preocupación que manifiestan tener hacia nosotros ¡Qué ilusos somos! Cría cuervos y nos sacarán los ojos. Les hemos proporcionado y regalado un cheque en blanco que ya están cobrando en el banco antes de darnos sepultura. El político al bollo y el votante al hoyo.
Interpretan el trabajo a su manera. Para ello se intercambian cromos para que tengamos la colección completa. “Este para ti, que sobra aquí, este para mí, que te sobra a ti”. Al resto nos permiten cantar parados pero bien afinados: “Tengo, tengo, tengo, tengo tres cargos de confianza que van a cobrar de mi cabaña, uno me quitará la leche, otro me robará la lana y el más pezqueño… ¡No existen los pezqueñines! ¡Es un cuento!
Me he cambiado de direccion de mi blog :)
ResponderEliminarhttp://sentir-y-vivir.blogspot.com/
http://www.youtube.com/watch?v=ujBHcbfCwJA
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