No será mi intención pretender convertir estas afirmaciones en axiomas. La infalibilidad no es mi fuerte.
Hace ya unos meses todos los medios de comunicación nos han invadido con la nueva reestructuración de los Pactos de Toledo (las pensiones). Y el tema estrella, desde el principio, ha sido el de los 67 años de edad y los 38+ años de cotización necesarios para jubilarse con el 100% de las prestaciones.
Reconozco que no me preocupa esa prolongación de 2 años por lo que pueda suponer para los trabajadores. Analizándolo en frío poco pueden variar, en la ya larga vida laboral, dos años más o menos si en la realidad actual hubiera trabajo para todos y que, desde los 20 años, la mayoría pudiera mantener una actividad continuada. Hasta dispondrían de diferentes años sabáticos entre los 47 años acreditados sin que por ello peligraran las cláusulas previstas en la nueva ley para alcanzar el 100% de la jubilación.
La realidad sabemos que es otra. La mayoría de los jóvenes que puedan iniciar su vida laboral, con suerte, no será hasta los 30 ó 35 años y ¿cómo van a conseguir los más de 38 años de cotización? La solución es obvia: trabajar más años.
Pero el quid de la cuestión no son los 67 años o los 38 años de cotización por más que nos lo quieran presentar y adornar en plato de oro argumentando la larga esperanza de vida, la crisis, etc. El gato encerrado está en la fórmula introducida para el cálculo de la pensión. Actualmente se basa en los 15 últimos años y se pretende utilizar ahora los últimos 25 años de cotización. Esto supondrá el mayor recorte posible de las pensiones.
Si de lo que se trataba era rebajar las prestaciones lo han conseguido. Lo que hasta ahora ha supuesto un sistema de jubilación para mantener la calidad de vida se convertirá en una simple prestación social.
Quizá volvamos a sentir pronto cantos de sirena para contratar planes de pensiones sustitutorios para compensar la mengua venidera. Pero esto, será otro cuento.
Quizá volvamos a sentir pronto cantos de sirena para contratar planes de pensiones sustitutorios para compensar la mengua venidera. Pero esto, será otro cuento.
Hoy en un diario se publicaba una entrevista a Matusalen y le pedían
que hiciera público el secreto para vivir 969 años.
- Es que todavía me faltan unos meses para cotizar.
Hola, L.
ResponderEliminarCuentan por ahí que las corporaciones transnacionales y las redes financieras, por supuesto, no sometidas a control político alguno en este mundo global, acabarán -en ello están- con nuestro querido Estado del bienestar.
Lo que sí me parece preocupante es que nuestros queridos jóvenes no tengan ni un ápice de espíritu de lucha por su futuro. ¿Dónde quedó su inconformismo? Sin duda, se quedó en un cuento.
Quizá la forma de vida proporcionada por el estado del bienestar lo haya provocado.
ResponderEliminarVeremos qué pasa cuando la situación financiera familiar no pueda soportar todos sus caprichos.
"Cuando las barbas del vecino veas pelar..."
Gracias por el post